Con tan sólo 25 años, Liu Wen ya hizo historia. Es la primera modelo china que fue convocada para el desfile de Victoria’s Secret y que se logró posicionar entre las cinco top mejores pagas del mundo.

Tom Ford, Alexander Wang, Christopher Bailey y Riccardo Tisci la quieren en sus desfiles mientras que Estée Lauder, Calvin Klein y Hugo Boss ya la tienen como embajadora de sus campañas.

Con sus largas piernas y encantadora sonrisa, la joven alcanzó el tercer puesto del ‘top 50’ de las modelos más importantes del mundo y, con 4,3 millones de dólares ingresados en 2013, desplazó del quinto lugar de las mejor pagadas de la lista Forbes a Doutzen Kroes. Algo de lo que no hay precedentes entre las modelos asiáticas.

El comienzo de su carrera es casi como las que se ven en las películas. Liu Wen era guía turística en Yongzhou, en la provincia china de Hunan, cuando se decidió a participar en un concurso de belleza, New Silk Road Model Contest, el más relevante de China, que cambió su vida por siempre. «Participé porque se empeñó mi madre y porque quería ganar el premio (un PC de la marca Lemon, la versión china de Apple)», explicó al diario británico Telegraph.

Pero su madre no buscó que la adolescente participará para que la incursionara en el mundo de la moda sino porque quería alentarla a que ganara confianza en sí misma y dejara de andar encorvada con su metro y setenta y nueve centímetros de altura, una estatura muy poco común en ese país.

Wen no fue la ganadora del certamen pero los bookers depositaron su atención en ella y dos años después estaba en todas las portadas de las revistas de moda. «En China hacía pocas pasarelas porque me resultaba imposible andar con tacones», confesó la modelo.

Después de conquistar al público chino, fue el turno de Occidente. En 2008, cerró contrato con Marilyn Models, en París, y no tuvo otra opción que empezar a usar stilettos para desfilar en las pasarelas de la alta costura. Jean Paul Gaultier y Karl Lagerfeld fueron los primeros en apostar por ella en los desfiles couture de enero.

Dos meses después, todas las grandes firmas del prêt-à-porter (Dolce & Gabbana, Calvin Klein, Chanel y Louis Vuitton, entre otras) la querían en sus fashion weeks de medio mundo.

Pero el mejor momento en la carrera de Wen llegó cuando le ofrecieron convertirse en la primera asiática en desfilar en ropa interior y alas para la emblemática firma de lencería Victoria’s Secret.

Luego, llegó su desembarco como embajadora de Estée Lauder y posó para la campaña de Navidad de H&M.

Para Wen no fue nada fácil el mundo de la moda. En 2009 llegó a Nueva York sin saber ni una palabra de inglés. Aprendió sola, viendo la serie Gossip girl y comparando los libros de Harry Potter en inglés con los que se había traído de su casa en chino.

La diferencia cultural con China es enorme pero Wen se adaptó de inmediato. «Colecciono piezas de los cincuenta, los sesenta y los setenta. A mis padres les parece ropa vieja. No creo que ellos entiendan el mundo de la moda, pero están felices si soy feliz», señaló. Teleshow