El Frente Amplio en Uruguay acelera la iniciativa de promulgar la discutida Ley de Medios en nuestro país, siguiendo el lineamiento de muchos países que tienen una afinidad política con nuestro gobierno.

Darío Mizrahi en su editorial para Infobae América, menciona que los gobiernos de Venezuela, Argentina y Ecuador prometieron mayor pluralidad con sus reformas, pero ocurrió todo lo contrario.

A continuación exponemos parte de su pensamiento:

Hugo Chávez fue pionero en poner a los medios de comunicación en el centro de la escena. Desde su llegada a la presidencia de Venezuela, en 1999, denunció que la «prensa burguesa» no permitía la expresión de los intereses del pueblo y comenzó a aplicar cambios en las regulaciones.

En noviembre de 2004, la Asamblea Nacional aprobó la Ley Resorte (Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión), que le dio al Gobierno un enorme poder de control sobre los medios.

Cristina Kirchner siguió el ejemplo de Chávez. Tras varios meses de enfrentamiento verbal con los diarios y cadenas de noticias críticos, consiguió en octubre de 2009 que el Congreso sancionara la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Venezuela, Argentina y Ecuador retrocedieron en el ranking de libertad de prensa

Si bien la norma es mucho menos restrictiva que la venezolana, su aprobación marcó el inicio de una intensa campaña gubernamental para copar los medios de comunicación. A través de la asignación alevosamente discrecional de la pauta publicitaria y de la compra de diarios, radios y canales por inversores cercanos al Gobierno, creó una importante red de medios oficialistas.

El último en sumarse al club fue Rafael Correa, que asumió la presidencia de Ecuador en 2007 con la propuesta de la Revolución Ciudadana en contra de los poderes tradicionales. Su Ley Orgánica de Comunicación, aprobada en junio de 2013, fue probablemente la más ambiciosa de todas.

Estos gobiernos que prometieron democratizar los medios de comunicación y promover una «verdadera» libertad de prensa, son paradójicamente los que más denuncias por hostigamiento recibieron. Cientos de periodistas y distintos organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la ONU o su equivalente de la OEA, han señalado reiteradamente los problemas que existen en estos países.

Pero un parámetro más preciso que las denuncias es el ranking de libertad de prensa que publica todos los años la ONG Freedom House, fundada en 1941 para defender las libertades políticas y los derechos humanos en el mundo.

El índice le asigna un puntaje a los 197 países que releva. Al máximo posible de libertad le otorga 0, y al mínimo, 100. Los puntos que obtiene cada país son decididos por un grupo de 60 especialistas locales e internacionales que consultan estadísticas, periodistas y otras organizaciones para otorgarle una calificación a cada una de las 23 categorías establecidas. Así se llega al número final.

Si se consideran los últimos diez años, se ve que Venezuela, Argentina y Ecuador retrocedieron en el ranking. El primer paso atrás fuerte de Venezuela se registró a partir de 2004, cuando se sancionó la Ley Resorte. Desde ese momento hasta 2014 subió de 68 a 78 puntos.

En el caso argentino, los diez años abarcan casi todo el período kirchnerista, que comenzó en 2003. El empeoramiento fue aún más notable, ya que el país comenzó con 35 puntos en 2004 y llegó a 2014 con 51. Curiosamente, tras una leve mejora entre 2007 y 2008, a partir de 2009, con la sanción de la ley de medios, volvió a retroceder.

Pero el ejemplo más drástico de los tres es el de Ecuador. Luego de cuatro años estabilizado en torno a los 40 puntos, desde 2008 -un año después de la llegada de Correa al poder- no paró de retroceder. Terminó en 2014 con 78 puntos, casi el doble que seis años antes.

La diferencia entre estos tres países y los mejor ubicados en América Latina es muy grande. Sin tener a la comunicación como una prioridad de sus gobiernos, y sin hacer grandes modificaciones en la legislación, Costa Rica, Uruguay y Chile muestran un respeto mucho más elevado a la prensa. Especialmente el país centroamericano, que con 18 puntos se ubica en el puesto 22 a nivel mundial.