Por tercera vez en el año, el Colegio Médico del Uruguay (CMU) convocó a decenas de profesionales del sector a su ciclo de Ateneos Bioéticos. Esta propuesta, que consta de ocho encuentros, promueve la reflexión y aplicación de una perspectiva bioética en el tratamiento de los pacientes.

 

El nuevo ateneo, que tuvo lugar en el anfiteatro “Mauricio Gajer” del Hospital Pereira Rossell, fue organizado por el Regional Montevideo de CMU en conjunto con el Comité de Bioética Asistencial del Departamento de Neonatología del Hospital de la Mujer y abordó la temática “Limitación del esfuerzo terapéutico en pediatría”.

 

El presidente del Consejo Regional Montevideo del Colegio Médico y promotor del ciclo, Dr. José Minarrieta, consideró de vital importancia estas instancias de encuentro y discusión ética para los cuerpos médicos y evaluó la temática específica que se abordó en esta oportunidad como “una situación con una carga emocional muy importante para el profesional”.

 

La doctora Rita Rufo, pediatra neonatóloga, máster en Bioética e integrante del Comité de Bioética Asistencial del Hospital de la Mujer, junto a sus colegas la doctora Olga Larrosa, pediatra neonatológa integrante del Comité de Ética de la Investigación, y la doctora María Carracedo, pediatra e integrante de la Unidad de Bioética de la Facultad de Medicina, lideró la mesa de discusión, que abordó un caso real con fines didácticos.

 

“La bioética trasciende los límites de la edad y los Comités de Bioética Asistencial son una herramienta esencial para la reflexión ante toma de decisiones difíciles, que se nos plantean con mayor frecuencia, dados los avances tecnológicos, que permiten la sobrevivencia de pacientes en condiciones que antes era impensables. La limitación de esfuerzos terapéuticos se refiere a la adecuación de los tratamientos posibles analizados en el caso a caso. Retirar medidas que no fueron efectivas o no iniciar medidas que no ofrecen beneficio alguno representa siempre un conflicto emocional tanto para el equipo de salud como para la familia, pero ante una enfermedad incurable hay mucho por hacer. Hay que saber acompañar con el objetivo de mejorar la calidad de vida y nunca abandonar”, manifestó Rufo.

 

La argumentación ética se centró luego en los límites de estos tratamientos y el dilema entre los beneficios realmente generados y el deseo de los padres y del propio médico de seguir probando alternativas.

 

Además, se sumó a la discusión el trabajo conjunto con la familia, cómo debe estar preparado el profesional médico ante las solicitudes de los padres, los cuidados paliativos, y cómo mejorar la calidad de vida del niño que atraviesa una enfermedad crítica y la de la familia del paciente.

 

“Los avances tecnológicos aún no han resuelto los problemas de la Medicina. No todo lo que tenemos a disposición es útil para el paciente. El desarrollo debe estar al servicio de la dignidad humana”, concluyó Rufo.

 

La disertación de los especialistas planteó finalmente como objetivo tratar de encontrar un equilibrio entre las alternativas tecnológicas y la aplicación de una Medicina, que nunca debe dejar de lado el aspecto humano.