Es parte de lo que dijo el empresario Julio César Villamide en una conferencia organizada por la Cámara Inmobiliaria Uruguaya y la Cámara Inmobiliaria de Rocha, bajo el título «Cambio en el modelo de negocio del mercado inmobiliario local»
Villamide aseguró que «hay cambios en el modelo del negocio del mercado inmobiliario uruguayo, y son esos cambios que no suelen ser muy rápidos, aunque en este caso sí lo fue. Para tener una idea, uno de los indicadores que nos muestra este cambio, es que hace dos o tres años teníamos nueve de cada diez viviendas que se lanzaban eran emplazadas en la costa, y ahora bajamos en el primer semestre de 2013, a menos del 30%, o sea tres de cada diez. Eso es un cambio radical producto de la nueva Ley de Promoción de Viviendas de Interés Social».
A lo que agregó: «los inversores han optado por esas modalidades, y han permitido descansar un poco la costa, que estaba creciendo mucho en el stock de unidades sin vender, y eso era peligroso en el mediano plazo. Creo que el mercado con estas acciones está más equilibrado».
El empresario también apuntó a los créditos hipotecarios, y destacó la inversión en este rubro: «por otro lado estamos viendo una expansión muy gradual, pero muy firme del crédito hipotecario, que probablemente este año pueda llegar a los 300 millones de dólares, que todavía en términos históricos a lo mejor no representa mucho, pero que es muchísimo más que los 30 o 40 millones de dólares que se invertían hace seis o siete años en todo el mercado hipotecario. Creemos que ahí habrá una posibilidad de crecimiento importante que va a mejorar la cantidad de transacciones en el mercado».
Villamide también explicó que el mercado inmobiliario es más previsible que antes, y eso es beneficioso para las decisiones de los consumidores: «Vemos que es un mercado con dificultades, con carencias, y que no está tirando manteca al techo, pero que está siendo mucho más previsible en el mediano y largo plazo. Y esa previsibilidad en el mediano y largo plazo va a ir condicionando las decisiones individuales de los consumidores. Es decir, en la medida que los consumidores comiencen a apreciar que el precio de la vivienda no se va a derrumbar -como algunos les dicen, sino que más bien, es muy probable que siga subiendo-, que tienen cada vez más crédito, que tienen alternativas de acceso, que no tienen que tomar decisiones urgentes porque los alquileres tampoco van a crecer explosivamente, -sino más bien en una tendencia a largo plazo, quizá pudieran bajar-. Todo eso les da a los consumidores la posibilidad de tomar decisiones en función de sus ingresos, de sus estrategias familiares, del crecimiento de su familia, etc. Y la verdad que cuando uno se pone a ver en los últimos lustros, y se va a 50, 60 ó 70 años para atrás, cuesta encontrar otro momento tan despejado como este, para que el mercado empiece a fluir mucho más armónicamente, mucho más por las reglas de la oferta y el mercado, sin regulaciones excesivas del sector público, sin intervenciones excesivas del sector público, más en función de las decisiones privadas de los inversores y de los compradores».
Finalmente aclaró, y después destacó: «No es un momento excepcional, que nadie se confunda. No estamos tirando manteca al techo, ni las inmobiliarias estamos vendiendo a lo loco, pero sí que tenemos una perspectiva de crecimiento muy firme, muy sólida, y de largo plazo, y eso es lo más interesante que ofrece la coyuntura actual».