El optimismo es una variable que puede ejercer fuerte impacto sobre la salud de los individuos. De hecho, las personas optimistas, como consecuencia de considerar que sus metas son posibles, tienden a experimentar afecto positivo.
En este sentido, numerosos estudios han mostrado que las personas optimistas se sienten mejor que las pesimistas, es decir, informan de más emociones positivas y de menos negativas.
Los estudios sobre optimismo no sólo le han relacionado con bienestar psicológico y afecto positivo, sino que también se vincula el optimismo con una mejor salud física en términos generales y con una menor incidencia de determinadas enfermedades tales como el cáncer y ciertas patologías coronarias.
Por otra parte, el optimismo se relaciona con mejores resultados en cualquier ámbito de la vida de una persona, considerándose que esto es posible debido a que las personas optimistas afrontan de manera más efectiva los problemas con los que se encuentran. En efecto, cuando surgen los inevitables impedimentos en la consecución de las metas que se están persiguiendo, los optimistas consideran que las metas, aun así, pueden ser logradas, mientras que los pesimistas tienden a creer que dichas metas no son posibles.
Otra característica de las personas optimistas es su tendencia a persistir en los esfuerzos para lograr sus objetivos, aun cuando el progreso es lento o difícil. Por el contrario, las personas que no ven los resultados como posibles, es decir, los pesimistas, dejan de esforzarse para obtener las metas.
En este sentido, cabe decir que las expectativas constituyen un determinante muy importante en el comportamiento relativo a continuar intentándolo o abandonar una determinada tarea.
En cuanto a estilos y estrategias de afrontamiento, cabe destacar que las personas optimistas tienden a emplear estrategias dirigidas a la solución directa de los problemas, sobre todo cuando valoran la situación como controlable y cuando creen que se puede hacer algo por cambiar la situación problemática.
Además cuando las situaciones son incontrolables, los optimistas emplean estrategias de afrontamiento centradas principalmente en la emoción, lo que les permite tener ventaja en las situaciones que no se pueden cambiar.
Dichas estrategias de afrontamiento que les sirven para protegerse del malestar emocional originado por una situación problemática, son principalmente las siguientes:
- Reevaluación positiva.
- Aceptación de la realidad.
- Búsqueda del lado positivo de la situación.
- Uso del humor.
- Las emociones positivas se relacionan tanto con el bienestar psicológico como con el bienestar físico.
- Las personas más felices son las que experimentan frecuentes emociones positivas, aunque sean de intensidad moderada, dado que las emociones muy intensas, además de poco frecuentes, producen subidas en el ánimo que no son duraderas.
- Las personas optimistas tienen muchas menos probabilidades de presentar trastornos tales como depresión y ansiedad.
- El optimismo tiene efectos directos sobre los sistemas fisiológicos, propiciando una menor reactividad cardiovascular ante el estrés y un mejor estatus inmunológico.
- El optimismo ayuda a las personas a desarrollar un mayor número de conductas de mantenimiento y promoción de la salud.
- Los optimistas se implican en estrategias directas de solución de problemas cuando las situaciones se pueden cambiar y cuando no se pueden cambiar utilizan estrategias adaptativas dirigidas a reducir el impacto emocional.
En el polo opuesto se sitúan los pesimistas, que suelen emplear estrategias tales como las de escape o evitación, escasa o nula implicación en las metas que el estresor interfiere, o estrategias que se centran en la negación del problema.
A pesar de lo descrito anteriormente acerca de los beneficios que obtienen las personas optimistas, lo cierto es que también existen personas que presentan niveles demasiado exagerados de optimismo, que pueden tornarse en perjudiciales para el sujeto, debido a que mantienen ideas no realistas o ilusorias. Este tipo de optimismo ilusorio hace referencia a la tendencia que presentan algunas personas de creer que tienen menos probabilidades de sufrir eventos negativos que las demás personas que les rodean.
Serían personas que creen tener una especie de invulnerabilidad, lo que les lleva a desatender muchas conductas de promoción de la salud.
Conclusiones sobre la relación entre optimismo y salud:
Por último, hacer referencia a una reflexión del poeta Tagore en la que daba buena cuenta de su optimismo ante la vida:
“Tengo mi propia versión del optimismo. Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, sin importar lo oscuro que esté el presente”.
Dra. A. Bruschi