Aunque Venezuela rechaza desde hace ocho años las evaluaciones económicas que la institución lleva a cabo en forma anual con cada uno de sus Estados miembro, «el Fondo está listo para asistir al Gobierno en mejorar el crecimiento y la estabilidad», señaló el vocero adjunto del FMI, William Murray.

Venezuela, con un férreo control cambiario desde 2003, soporta una inflación anualizada de 57,3%, la más alta de América Latina, y una crónica escasez de productos y alimentos básicos.

Azuzados por ese desolador panorama económico, así como por la alta criminalidad, estudiantes y opositores han protagonizado, desde inicios de febrero, protestas callejeras contra el presidente Nicolás Maduro, que han dejado 35 muertos y más de 400 heridos.

La crisis política ha sido marcada en los últimos días por la destitución y condena a prisión de dos alcaldes opositores acusados de no impedir la construcción de barricadas en las manifestaciones, y por el arresto de tres generales acusados de intentar un golpe de Estado.

Las relaciones entre Venezuela y el FMI se vieron fuertemente dañadas cuando la institución con sede en Washington brindó respaldo, en abril de 2002, a un efímero gobierno producto de un fallido golpe de Estado contra el ex presidente Hugo Chávez.

Los Estados miembros del FMI tienen la obligación de someterse a evaluaciones anuales de su economía, pero si no la respetan, no reciben sanciones.

En 2007, Chávez, fallecido en marzo de 2013, creó un Banco del Sur para prescindir del FMI y del Banco Mundial, pero nunca llevó a cabo su amenaza de abandonar las dos instituciones.

Como Venezuela, Argentina dejó de someterse a auditorías por parte del FMI desde que canceló, en 2006, todas sus deudas con el ente, al que acusó de ser un detonador clave de la crisis económica que sufrió en 2001, aunque tampoco rompió con el organismo multilateral.

El miércoles, Fitch también castigó las políticas de Maduro y rebajó la nota de la deuda de «B+» a «B» con perspectiva negativa, debido a la creciente inestabilidad macroeconómica, la alta inflación y las distorsiones en el mercado de divisas. Infobae América