Richard Lee Norris, sufrió un grave accidente en 1997, cuando accidentalmente un disparo le desfiguró la cara. Al pasar los años, decidió someterse a una audaz cirugía estética que le devolvería, en parte, su identidad física: un trasplante de cara.

Gracias a esta cirugía y a los interminables tratamientos, Norris fue tapa de la revista de moda GQ, una de las más populares de los Estados Unidos. También consiguió que su historia se repitiera en la portada del prestigioso diario norteamericano The New York Times.

La vida de Richard comenzó a cambiar a partir de una búsqueda que su madre hizo en internet. Fue allí donde encontró a Eduardo Rodríguez, un cirujano facial de Baltimore, quien le prometió a Richard que lo volvería a la normalidad.

Sin embargo, la vida de Norris no es fácil a pesar de los cambios radicales que experimentó su rostro a partir de la “milagrosa” operación a la que fue sometido. El riesgo de que su cuerpo rechace la nueva cara está latente cada día. “Todos los días me despierto con ese miedo: ¿es éste el día? El día que me vuelva a un estado de rechazo que vaya a ser tan malo que los doctores no puedan cambiarlo”, declara Norris.

Richard deberá consumir por el resto de su vida píldoras inmunosupresoras para tratar de evitar que eso suceda.