El presidente de Estados Unidos se dirigió a la nación a las 20, hora local (1:00 GMT del viernes). Como estaba previsto anunció el paquete de decretos que favorecerá a millones de migrantes ilegales.

«Las medidas que estoy tomando no sólo son legales son las que han tomado todos los presidentes republicanos y demócratas durante los últimos 50 años. Y a los legisladores que cuestionan mi autoridad para hacer que el sistema de inmigración funcione mejor, o cuestionen la sabiduría de que yo tome medidas mientras el Congreso no ha actuado, les tengo una respuesta: Aprueben una ley».

«Lo que estoy describiendo es rendición de cuentas, un enfoque de sentido común alejado de los extremos: los que cumplan los requisitos pueden salir de las sombras y apegarse a la ley. Los que sean delincuentes serán deportados. A los que planean entrar ilegalmente a Estados Unidos, las probabilidades de ser detenido y devuelto son ahora mayores», advirtió el mandatario.

Se calcula que cerca de cuatro millones de personas podrían congelar su deportación y obtener permiso de trabajo válido por dos años si logran demostrar permanencia en Estados Unidos durante al menos cinco años, la existencia de hijos estadounidenses o residentes permanentes y si se someten a una revisión de antecedentes criminales.