La presidenta argentina, Cristina Fernández, reapareció ayer por Cadena Nacional una semana después de la muerte del fiscal Alberto Nisman y enfatizó que no la «van a extorsionar» ni «a intimidar» con denuncias.

Fernández denunció que se quiere «atacar o perseguir al Gobierno» y advirtió que «no se puede seguir manejando a la República Argentina de esta manera».

«A mí no me van a extorsionar, a mí no me van a intimidar», remarcó la mandataria y añadió: «Yo no les tengo miedo. Que digan lo que quieran, que los jueces me citen, que los fiscales me denuncien, pero no me van a hacer mover un milímetro de lo que siempre he pensado».

En su primer mensaje televisado al país tras la muerte del fiscal, grabado en su residencia de Olivos, en las afueras de Buenos Aires, la mandataria apareció vestida de blanco y postrada en silla de ruedas por la lesión de tobillo que sufrió en diciembre.

En el mensaje, que se prolongó durante casi una hora, la presidenta rechazó la denuncia que presentó el fiscal Nisman en su contra por presunto encubrimiento de los acusados iraníes del atentado contra la AMIA y anunció la reforma de los servicios de Inteligencia del país.

Fernández arrojó también nuevos datos sobre el único imputado en en la causa por la muerte de Nisman, Diego Lagomarsino, el colaborador que le prestó el arma que acabó con su vida el pasado domingo.

La presidenta relacionó la muerte de Nisman con el memorándum de entendimiento firmado con Irán en 2013 y con el atentado contra la AMIA que dejó 85 muertos en 1994.

«Se van a cumplir 21 años y todavía no hay un solo detenido ni un solo condenado», subrayó la mandataria.

(Agencia EFE)