Por Psicóloga Tania Pérez
En la actualidad a causa de la incertidumbre muchas personas sienten miedo o se sienten ansiosos, sino que además tienen cambios de humor, se sienten ambivalentes, tristes, eufóricos, irritables, o incluso enfadados con la situación presente, hay una mezcla de emociones que muchas veces no sabemos cómo gestionar. Cosas cotidianas como tomar un transporte público, ir a una tienda o ir a trabajar, se han convertido actualmente en un desafío para gran parte de la población, generando en varias ocasiones estrés, malestar, un cumulo de sensaciones que vienen de la mano de las medidas sanitarias que genera la pandemia en la cual vivimos.
¿Cuántos de nosotros nos sentimos actualmente como extraños o desorientados al volver a reunirnos para tomar un café con amigos o familiares? ¿Qué genera el “tapaboca” para cada uno de nosotros? ¿Qué significa la enfermedad para cada uno de nosotros? ¿te saludo o no saludo? Son preguntas que surgen habitualmente en varias personas. Incluso algunas personas se sienten con una sensación de culpabilidad o impotencia por la situación. En estos casos, es muy importante tomar consciencia de que lo que hemos vivido escapa de nuestro control, y que lo único que podemos hacer es intentar adaptarnos poco a poco de la mejor manera posible. Cada uno a su ritmo.
En la situación que estamos viviendo, debemos normalizar poder tener miedo y/o ansiedad, puesto que se trata de reacciones adaptativas del ser humano, haciendo, además, que seamos más cautelosos.
La ansiedad podemos describirla como una sensación de miedo que tiene lugar sin una amenaza externa clara, que se produce por la anticipación de un estímulo que es considerado como amenazante. Cuando sentimos ansiedad, nos asustamos, pero lo cierto es que la ansiedad es una respuesta adaptativa, un mecanismo de defensa ante situaciones de peligro ya sean reales o imaginadas.
Cuando surge ansiedad, tiene que haber un equilibrio, el organismo se activa en exceso ante un estímulo que no supone un peligro real, dando lugar, por tanto, a conductas de evitación, aislamiento o reacciones patológicas (ansiedad desmesurada). Ciertas patologías ya diagnosticadas, debido a la situación actual, pueden sufrir una agudización o empeoramiento, como es el caso de la agorafobia, trastorno depresivo, trastorno de ansiedad por separación, trastorno de pánico, trastorno obsesivo-compulsivo, fobia social.
El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación a los cambios, hemos vivido una situación excepcional de estar encerrados en nuestros hogares, y nos hemos adaptado. Tanto nuestro cuerpo como nuestra mente, necesitan un nuevo reajuste, y para ello es fundamental mantener unas rutinas y unos hábitos saludables, buscar las motivaciones personales, sentirnos realizados, recuperar aficiones, intentar tener la mente ocupada para así, no caer en un círculo vicioso de pensamientos negativos, buscar las emociones positivas o el apoyo social. Estos factores entre otros serían pilares fundamentales para gestionar la situación actual.
Seamos pacientes con nosotros mismos, aceptemos que no pasa nada por estar tristes, por sentir miedo, por costar adaptamos, estar ambivalentes, cambiantes, apáticos, eufóricos. A veces necesitamos una pequeña ayuda de un psicólogo que nos facilite herramientas para gestionar mejor la situación, todos nos podemos sentir desbordados en algún momento de nuestras vidas.