El miedo, la vergüenza, la sensación de que no les iban a creer, las amenazas o la dependencia económica son algunos de los obstáculos planteados por las mujeres para tomar acciones y salir de las situaciones de violencia de género, según una investigación realizada en Uruguay por AVON desde su Promesa Avon para poner Fin a la Violencia hacia mujeres y niñas, junto a la empresa de investigación de mercado Quiddity y la Fundación Plenario de Mujeres del Uruguay (Plemuu).

“Desde AVON Uruguay y en todo el mundo hemos asumido el compromiso no solo de generar datos y campañas de concientización que colaboren en cambiar esta realidad, sino también de acompañar a organizaciones como el Plenario de Mujeres del Uruguay, quienes todos los días apoyan en territorio a las mujeres en situación de violencia. Estamos convencidas que los datos que nos aporta esta encuesta son de enorme valor para toda la sociedad, ya que pone foco en la necesidad de seguir volviendo más accesibles los caminos para pedir ayuda”, afirmó Patricia Cuadrado, gerente general de AVON Uruguay.

La encuesta se realizó en el marco de la campaña global anual llamada 16 días de Activismo contra la Violencia de Género, que comienza el 25 de noviembre, cuando se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y concluye el 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos. 

“La necesidad de contar con datos extraídos de la voz de las mujeres es fundamental para todas. Porque a pesar de los avances realizados en relación al reconocimiento de la igualdad de derechos, la implementación de políticas públicas y la creación de servicios específicos, la violencia de género aumenta en las mujeres y debemos descubrir si la cobertura actual es suficiente y adecuada”, señaló la directora de Plemuu, Ana Algare.

Según se desprende de la encuesta, el 83% de las mujeres mayores de 18 años transitaron al menos una vez situaciones de violencia por su condición de género (física, sexual, simbólica, psicológica o económica patrimonial). Sin embargo, menos de la mitad (32%) la reconocieron como tal.

En cuanto al tipo de violencia ejercida, un tercio se vio afectada alguna vez su libertad económica, académica o profesional. El 35% de las mujeres con hijos y separadas o divorciadas afirmó no recibir la cuota alimentaria por parte de su expareja, el 24% no pudo tomar decisiones sobre el manejo de su dinero, mientras que al 22% no se le permitió estudiar o trabajar.

La violencia psicológica es una de las formas más invisibilizadas, y sus consecuencias se remiten principalmente al desarrollo interpersonal. Los celos, el control de la vestimenta o el aislamiento de las redes familiares y de amistad son algunas de las formas en que se manifiesta, y que fue visibilizada por la mitad de las mujeres que respondieron al estudio.

Además, la encuesta arrojó como resultado que tres de cada 10 mujeres pasaron alguna vez una situación de agresión física o sexual por su condición de género.

En el estudio, las mujeres señalaron que fueron tomando conciencia de que estaban atravesando situaciones de violencia de género mientras estaban en la relación, pero en la mayoría de los casos esto se mantuvo por muchos años porque no estaban listas para tomar acciones, ya que mantenían la esperanza de que la situación se revirtiera.

En cuanto a las principales barreras que enfrentan las mujeres a la hora de pedir ayuda, un 43% declaró tener miedo a las consecuencias. La vergüenza es la segunda barrera más mencionada por el 39% de las encuestadas, mientras que tres de cada 10 sintieron que no les iban a creer. Por otra parte, el 28% temió no poder subsistir económicamente, el 27% sintió que no iban a darle una respuesta o ayudarla, y dos de cada diez recibieron amenazas.

Además, ocho de cada 10 consideran que tener personas a cargo es un desafío adicional a la hora de pedir ayuda.

Cuando tomaron la decisión de accionar, el 22% habló de la situación con alguien, ya sea personas de su entorno, profesionales de la salud o instituciones especializadas y solo el 11% pidió algún tipo de ayuda.

Los principales actores involucrados en la ruta crítica, entendida como aquellas decisiones y acciones tomadas por una mujer para salir de la situación de violencia, son sus familiares y amistades, servicios de asistencia legal, ONGs o entidades especializadas en género, policía y la Justicia.

Sin embargo, tomar la decisión de denunciar a su pareja o expareja no es el principal recurso de las mujeres, ya que solo el 4% inició este proceso ante las autoridades policiales, judiciales o entidades especializadas, y la mitad considera que su situación no recibió el tratamiento adecuado al denunciar.

“Para este proyecto fue muy importante para nosotros priorizar la comodidad y la seguridad de las mujeres, por eso creamos una herramienta de datos regionalizable en donde se sintieran contenidas al brindar la información. Además, nos enfocamos en capacitar a nuestro equipo interno, trabajando estrechamente con el equipo de AVON y con expertos locales en cada país en el que hicimos la investigación, y buscamos la mejor manera de abordar cada problemática sin revictimizar a las mujeres que habían experimentado violencia”, señaló la Regional Managing Director & Partner de Quiddity, Verónica Rodríguez Celin.

AVON mantiene un compromiso con la causa y con la equidad de género a nivel global desde el año 2004 realizando diversas acciones por los derechos de las mujeres, el acceso a su salud y su integridad física, social y emocional. En 2020 se presentó el protocolo de abordaje y licencia por violencia basada en género” una política para abordar internamente la temática y acompañar a las colaboradoras que transitaran por esa situación.

Además, este año la empresa apoyó la realización de talleres para mujeres para la prevención del acoso en el trabajo, organizado por Plemuu, que se desarrollaron en Montevideo y Canelones.