Como uruguayos, y al menos hace unos años atrás, nos “hartábamos” de escuchar en las escuelas y liceos la frase de José G. Artígas: «Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana.» Y continúa: «Ciudadanos: los pueblos deben ser libres.»

Al parecer lo escuchamos tanto, incluso en campañas electorales, que hasta hemos quedado insensibles de lo que verdaderamente significa.

Y es que de alguna manera, la dramática y a veces absurda lucha entre “izquierdistas” y “derechistas”, entre “capitalistas” y “proletariado”, nos ha hecho olvidar que somos todos seres humanos con los mismos derechos y oportunidades.

Para los creyentes, y a veces con ligeros matices, somos todos hijos de un mismo Dios, con el potencial intacto para construir bienestar y fortaleza para todas las personas.

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Tenemos el potencial intacto para construir bienestar y fortaleza para todas las personas

Y yo diría más… seas creyente en un Dios o no, existe una fuerza interior tan poderosa en cada uno de nosotros, que nos indica que somos capaces de construir hasta el más elevado de nuestros sueños, sin importar a qué color político respondes. La gran pregunta es: ¿en qué empleamos ese potencial que tenemos?

Como ciudadano, quiero ser gobernado por políticos que respeten mis derechos fundamentales, entre ellos la libre expresión de mis ideas, ya que sin ideas, las personas se estancan y no hay progreso. Si son de derecha, de izquierda, de centro derecha, o de centro izquierda, o del centro estrictamente dicho, no me importa, ellos deben garantizar que van a respetar a las personas, y que, sobre todo en América latina, están puestos por el pueblo, en base a un sistema constitucional de normas y reglamentos que hay que cumplir, para garantizar la vida misma.

Lamentablemente estamos asistiendo a un período que parecía superado, luego de la década de 1970 con dictaduras militares en muchos de nuestros países. La gran diferencia es que ahora han cambiado las técnicas y las tácticas, y en lugar de dar golpes armados, muchos de los políticos en el poder, van “preparando” a sus rebaños, realizando pequeñas modificaciones a los derechos fundamentales, creando leyes que parecen inofensivas en principio, argumentando que son “necesarias” para la convivencia entre las personas, como por ejemplo, regular a la prensa, con argumentos que parecen inofensivos al principio, pero que en el fondo van drenando de a poco la libre expresión, elementos que acompañados también por una educación pésima, hace que los pueblos queden literalmente “dormidos” para sus propósitos.

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Ahora en lugar de dar golpes armados, muchos de los políticos en el poder, van “preparando” a sus rebaños, realizando pequeñas modificaciones a los derechos fundamentales

Durante meses y años en Uruguay hemos tenido una lucha continua a todo nivel, para enjuiciar y encarcelar a militares y civiles que apoyaron la dictadura de la década de los años ’70, y nos han invitado a recordar a mártires de la época. Se han construido grandes esfuerzos a nivel publicitario para decirles a los uruguayos: “No más dictaduras”, mientras se dice: “nosotros no olvidamos”.

Sin embargo, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), uno de los tantos organismos creados en esta parte del mundo, se reunió hace poco en una conferencia general, ¿en dónde? ¡En Cuba! Precisamente en un país donde rige una de las últimas dictaduras dinásticas del mundo, fósiles políticos congelados por la “guerra fría” hace medio siglo, donde la gran mayoría de las libertades civiles están suspendidas por un sistema férreo que mantiene presos políticos en sus cárceles, mientras somete a su pueblo a uno de los niveles de existencia más pobres del continente.

Llevar a La Habana una reunión de un organismo continental para hablar de libertades y democracia resulta tan absurdo como que la ONU u otra entidad similar organicen una reunión en la capital de Corea del Norte para debatir sobre derechos humanos. Los países, sus gobiernos y sus sistemas siempre representan lo que son; si son demócratas, aunque sean imperfectos, representan la vigencia de principios, valores y normas que están compartidos por quienes creen en la libertad y viven en sociedades abiertas; si son dictaduras, no importa en nombre de qué se hayan erigido, representan la opresión, la exclusión y las injusticias.

A la reunión de la CELAC en La Habana concurrieron gobernantes que se dicen democráticos y partidarios de las libertades civiles. Entonces la gran pregunta es ¿Qué pueden ir a hacer en Cuba presidentes como José Mujica de Uruguay, entre otros, que ganaron sus cargos en elecciones libres, con participación popular y competencia partidaria, bajo controles de observadores y sistemas confiables, con plena libertad de opinión y de prensa, precisamente en Cuba…?

En el mundo civilizado, las violaciones a los derechos humanos ya no constituyen parte de la intimidad soberana y excluyente de los Estados y Gobiernos, sino que son asuntos de incumbencia mundial, porque a todos nos afecta tarde o temprano.

Muchos políticos latinoamericanos están atropellando sin mayor cuidado los asuntos internos de otros países, simplemente porque son de izquierda o de derecha. Recuérdese al “mandatario” Nicolás Maduro haciendo gala de prepotencia y dando consejos sobre cómo violentar las leyes paraguayas para que su amigo Fernando Lugo no fuese destituido por el Parlamento paraguayo. En esa oportunidad, todos los integrantes “socios y amigos” del Mercosur, condenaron al Paraguay sin siquiera darle la oportunidad de defenderse.

Sin embargo ahora que Venezuela está sumergida en un caos social increíble, ya que es un país productor de petróleo, y ante el levantamiento de estudiantes y el pueblo mismo de Venezuela, saliendo a las calles porque sus derechos fundamentales están siendo violentados directamente, en donde líderes de la oposición están siendo encarcelados, y mientras están ocurriendo muertes con disparos de alto calibre, directamente en la cabeza de los manifestantes, entonces, justo ahora, nuestro presidente en asociación con muchos de sus colegas en Latinoamérica, miran para el costado, y no demuestran ser tan eufóricos como lo hicieron con Paraguay poco tiempo atrás.

Al parecer, para estos presidentes, la vida de las personas solo tiene valor en épocas de elecciones políticas; pero después que están en sus cargos, el único interés es aferrarse a los mismos, cueste lo que cueste, así muchos inocentes deban dejar este mundo para que ellos puedan seguir sentados en su gran y cómodo sillón.

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Para algunos presidentes, la vida de las personas solo tiene valor en épocas de elecciones políticas

Es impresionante como claman justicia y quedan rojos en sus mejillas, aquellos que con razón, reclamaban justicia por las atrocidades de las dictaduras en América latina, y hasta reclamaban la intervención urgente de organismos internacionales de Derechos Humanos; pero cuando la dictadura es de su misma fracción política, nada dicen, y nada hacen, contribuyendo a que sus manos también se llenen de sangre de los inocentes.

Existe un texto en la Biblia que dice lo siguiente: “En aquellos días, dijo Jesús: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!

Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad”. (Mateo 23, 27-32)

Vivimos en una época en donde los gobiernos de turno pareciera que nunca se equivocan, pues si algo sale mal, la culpa la tiene “el imperio”, o la culpa la tiene la oposición, y les llaman de “fascistas”, olvidando que el término fascista pertenece a regímenes de gobiernos autoritarios y no a civiles desarmados. Como existen tantas personas que hablan del “fascismo” tan libremente, les dejamos una excelente definición que nos parece engloba perfectamente el término:

La primera verdad es que la libertad de una democracia no está a salvo si la gente tolera el crecimiento del poder en manos de un individuo hasta el punto de que se convierte en algo más fuerte que el propio estado democrático. Eso, en esencia, es el fascismo – la propiedad del estado por parte de un individuo, de un grupo, o de cualquier otro que controle el poder privado”. Franklin D. Roosevelt

En mi opinión, nos merecemos mejores políticos en nuestra América, con principios, con valores, con ideales que estén al servicio de su pueblo y no que el pueblo esté para complacer sus intereses, mientras predican contra el “imperialismo” y se enriquecen sus bolsillos, y sus cuentas bancarias pasan a ser fabulosas.

Es mi deseo y el de NetUruguay como medio, que América latina siga siendo un lugar libre, de crecimiento, de prosperidad. Que sea un lugar en donde podamos enterrar a nuestros muertos luego de haber disfrutado de ellos en vida, y no porque alguien les encajó un tiro en la cabeza porque pensaba diferente.

Está en nosotros mantenernos libres, es nuestro el poder, no permitamos que personas sin escrúpulos, débiles mentales, que necesitan oprimir para imponer sus ideas, continúen ganando elecciones.

Amar su libertad es de seres racionales: perderla es de cobardes”. José G. Artigas


Compartimos un extracto de la película El Gran Dictador – dirigida por Charles Chaplin – (adaptado)

Lo siento, pero yo no puedo ser emperador, ese no es mi oficio, no quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible, judíos y gentiles, blancos o negros.

Tenemos que ayudarnos unos a otros, los seres humanos somos así, queremos hacer felices a los demás, no a ser los desgraciados, no queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos, aún la tierra es rica y puede alimentar a todos los seres, el camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido, la codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y matanzas, hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad, nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia nos hace duros y secos, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Más que máquinas necesitamos humanidad, más que inteligencia, tener bondad y dulzura, sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones, las radios e internet nos hacen sentirnos más cercanos, la verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Ahora mismo este escrito puede llegar a millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres, mujeres y niños desesperados, víctimas de un sistema que tortura a los hombres y encarcela a personas inocentes.

La desgracia que nos ha caído encima no es más que el paso de la avaricia, la amargura de los hombres, que temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, y los dictadores morirán, y el poder que arrebataron al pueblo volverá al pueblo. Y mientras los hombres mueren, la libertad no perecerá jamás.

¡Soldados! ¡No os entreguéis a esas bestias, que os desprecian, que os esclavizan, que gobiernan vuestras vidas; diciéndoos qué hacer, qué pensar o qué sentir! Que os obligan a hacer la instrucción, que os mal alimentan, que os tratan como a ganado y os utilizan como carne de cañón. ¡No os entreguéis a esos hombres desnaturalizados, a esos hombres-máquina con inteligencia y corazones de máquina! ¡Vosotros no sois máquinas! ¡Sois hombres! ¡Con el amor de la humanidad en vuestros corazones! ¡No odiéis! ¡Solo aquellos que no son amados odian, los que no son amados y los desnaturalizados!

¡Soldados! ¡No luchéis por la esclavitud! ¡Luchad por la libertad!

En el capítulo diecisiete de San Lucas está escrito que el reino de Dios se halla dentro del hombre ¡No de un hombre o de un grupo de hombres, sino de todos los hombres! ¡En vosotros! Vosotros, el pueblo, tenéis el poder, el poder de crear máquinas. ¡El poder de crear felicidad! Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer que esta vida sea libre y bella, de hacer de esta vida una maravillosa aventura. Por tanto, en nombre de la democracia, empleemos ese poder, unámonos todos. Lucharemos por un mundo nuevo, por un mundo digno, que dará a los hombres la posibilidad de trabajar, que dará a la juventud un futuro y a los ancianos seguridad.

Prometiéndoos todo esto, las bestias han subido al poder. Pero mienten. No han cumplido esa promesa ¡Ni la cumplirán! Los dictadores se dan libertad a sí mismos, pero esclavizan al pueblo. Ahora, unámonos para liberar el mundo, para terminar con las barreras nacionales, para terminar con la codicia, con el odio y con la intolerancia. Luchemos por un mundo de la razón, un mundo en el que la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos nosotros ¡Soldados, en nombre de la democracia, unámonos!

¿Puedes oírme? Dondequiera que estés, alza los ojos ¡Mira, Hannah! ¡Las nubes están desapareciendo! El sol se está abriendo paso a través de ellas. Estamos saliendo de la oscuridad y penetrando en la luz. ¡Estamos entrando en un mundo nuevo, un mundo más amable, donde los hombres se elevarán sobre su avaricia, su odio y su brutalidad! ¡Mira, Hannah! ¡Han dado alas al alma del hombre y, por fin, empieza a volar! ¡Vuela hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza! ¡Alza los ojos, Hannah! ¡Alza los ojos!”

Escrito por Richard Sosa
Director NetUruguay.com
richard@neturuguay.com