«Nos tiene a todos sorprendidos con su fortaleza», dijo en una entrevista Jorge, el hermano del mexicano que este miércoles será ejecutado por asesinato en Livingston, Texas.

La madre de Ramiro, Martha Llanas Zamora, de 75 años de edad, seis de sus nueve hermanos, varios sobrinos y cuñadas, se encuentran en la ciudad desde el fin de semana para visitarlo a pocas horas de la ejecución.

Hernández Llana recibirá una inyección letal si no prospera el último intento de sus abogados por demostrar que el coeficiente intelectual de su cliente, por debajo de los 70 puntos, lo hace «no apto» para le pena de muerte.

Los jueces ya rechazaron una presentación anterior, en la cual la defensa había exigido al Estado que hiciese públicos a sus proveedores de la droga que producirá la muerte de Hernández Llana.

Desde hace 14 años, los distintos miembros de la familia del preso mexicano han hecho el viaje a Livingston desde Nuevo Laredo, en el norteño estado mexicano de Tamaulipas, para visitarlo en prisión.

«Yo he venido varias veces», comento José. «He visto como se ha ido transformando en la prisión, en un principio estaba triste, deprimido, pero comenzó a conocer a Dios, aceptó al Señor y ahora que lo vemos tiene una sonrisa en su rostro», expresó.