José Gabriel Ortiz, máximo diplomático de Colombia en México, se convirtió en el inesperado protagonista de la novela que comenzó con la cremación de Gabriel García Márquez.
«En México se queda una parte, y pueden llevar otra a Colombia»
Si bien el ganador del Premio Nobel de Literatura era colombiano, pasó más de la mitad de su vida en el país norteamericano, donde murió. Por eso, en un primer momento se pensó que sería allí donde se quedarían las cenizas.
Preocupadas ante la posibilidad de quedarse sin nada, las autoridades colombianas iniciaron gestiones. Entonces irrumpió Ortiz en la escena.
A la salida de la casa donde vivió y murió García Márquez, enfrentó a los periodistas y afirmó que sus restos serían divididos.
«En México se queda, desde luego, alguna parte, por lo menos, y pensaría que se pueden llevar otra después a Colombia (…), y que reposarán parte de sus cenizas allá», dijo.
Si ese plan se concretara, se abriría una nueva disputa. ¿A qué parte de Colombia irían? Aracataca, el pequeño pueblo en el que Gabo nació y vivió hasta los ocho años, ya reclamó sus restos.