Venezuela está entrando a su tercer año consecutivo con las estanterías de los supermercados vacías y con una crisis económica que se profundiza. Haciendo gala de su creatividad, sus habitantes se las han ingeniado para usar remedios naturistas para remplazar algunos de sus productos favoritos.
En un mercado improvisado que funciona bajo un puente al centro de la capital, los vendedores ambulantes hablan y comparan las técnicas que usan para ahuyentar a los insectos ya que los repelentes con aerosol DEET han desaparecido de tiendas y supermercados. Claro, este es un asunto urgente pues al fin y al cabo una dolorosa enfermedad transmitida por los mosquitos, elchikungunya, está causando estragos en el país.
Uno de los vendedores dice que hace un remedio basado en aceite con esencias y clavo, que coloca cerca de la ventana. Otro usa una loción de vitamina B. Una cajera que está de compras en el lugar dice que ella prefiere encender velas de aceite de hierba de limón y mantener los mosquitos a raya.
Para alimentar la creatividad, los periódicos y los blogs han comenzado a publicar instrucciones para elaborar productos de limpieza con vinagre o leche condensada pues aún pueden encontrarse en tiendas y supermercados, ya sea porque hay producción doméstica o porque un importador logró traerlos pese a las restricciones cambiarias.
Alicia Colmenarie, profesora retirada, mezcla bicarbonato con limón para hacer desodorante para ella y su hija adolescente. Mientras sostiene unas hojas de eucalipto que compró en el mercado para usarlas como repelente de mosquitos, la maestra recuerda las épocas cuando podía encontrar el desodorante de marca «Dove», que secaba rápido y olía bien.
A unas calles de distancia una vendedora en una tienda para niños surte los anaqueles con pañales de tela. Los empleados dicen que el producto se vende bien a finales de mes cuando los desechables son difíciles de encontrar.
«La gente tiene que volver a los tiempos de antes», dijo Eufrocena Meneses, vendedora. «Hace 32 años tuve a mi hija y todo el tiempo le ponía pañal de tela y lavaba. Ahorita las muchachas son flojas».
En Cuba, el mayor aliado de Venezuela, buscar remedios ante la escasez ya es una costumbre, una cultura, pues ha tenido que lidiar con la escasez desde la década de 1960. Sustituyó el aceite de oliva con manteca, perfora botellas de agua para convertirlas en regaderas y mantienen en marcha autos viejos con baterías de fabricación casera.