Durante una marcha en el barrio popular de La Isabelica, en Valencia, la Guardia Nacional Bolivariana se enfrentó con manifestantes. Marvinia Jiménez, una madre de 35 años, decidió intervenir y se acercó a los agentes de seguridad. La respuesta fue brutal. La arrojaron al piso y entre cuatro hombres la redujeron a los golpes. Un video muestra cómo luego la retiraron del lugar tirándole de la cabellera. Jiménez, que quería pedir que cesaran los ataques contra la gente, terminó detenida por dos días. Fue liberada con cinco cargos; uno de ellos, agresión.
Otro caso. José Alejandro Márquez era ingeniero. Se había acercado a La Candelaria para asistir a la manifestación opositora del miércoles 19 de febrero. El hombre se había puesto a filmar la represión militar cuando un funcionario de la Guardia Nacional lo detuvo y le exigió que le entregara su teléfono celular. La reacción de Márquez fue salir corriendo. En un video, se puede ver cómo es perseguido por cuatro agentes de la Guardia Nacional Bolivariana y uno de ellos le dispara en dirección a la cabeza. El hombre murió por la golpiza.
Y mientras todo esto ocurre, los gobiernos de Latinoamérica le siguen llamando «democracia» porque según dicen Maduro ganó por los votos, pero se olvidan que una democracia no está compuesta solamente de votos, sino de principios democráticos, que incluyen normas del debido proceso y libertad de expresión, entre otros.