Leí este libro que es diferente a todos y su lectura me resultó llena de fuerza.
Se trata de la autobiografía de un ciudadano medio, como todos, contada con una rara sinceridad y mucha modestia.
Los libros famosos cuentan sucesos extraordinarios, valen por su rareza monumental; éste sobre el cual escribo, es un documento al pie de la letra de la verdad, el desarrollo de una vida común, sincerada; vale en cuanto da fe.
El autor no magnifica, no hace literatura como no sea su empeño de dar lo sucedido y sentido auténticamente. Es un acta que abarca una vida, tal cual fue y sigue siendo.
En un esfuerzo sereno, naturalista, destinado a recorrer lo vivido despojado de trucos o efectos. El esqueleto de un hombre honrado que se muestra honradamente. Las pequeñas peripecias componen un friso que se da a conocer como si fuera en tiempo real.
Habla el autor de sí mismo y titula “los uruguayos”; se mira como si fuera desde la mirada de un no uruguayo, un diferente diferenciado. Y mientras tanto construye la narración de un ciudadano integral. La hondura de esta confesión se trasmite vigorosa, justamente por el ondeo que vive el narrador siendo y no siendo, en el ser y no ser un testigo franco de los uruguayos desde la existencia de un adentro y afuera de la uruguayidad.
Mira y se mira.
La falta de originalidad del estilo como notarial se transforma entonces en un buen efecto para que el lector se involucre en una vida distinta que dramatiza con la mayor naturalidad sobre el hecho de provenir de una familia de inmigrantes (¿quién no; aquí?) el que más y el que menos, es extranjero de sí mismo. Un fenómeno inevitable en gente que se desplaza y determina que se viva imperceptible, pero se viva, cada tanto, cuando uno menos lo piensa como un paso en falso, fuera de lugar. En ese ir y venir de una a otra cultura, sin intervenir más que como sujeto a un leve tambalear, consiste el juego en país como el nuestro donde el vaivén inmigrante hijo, nieto, bisnieto, etc., ataca o se goza, como proviniendo desde fuera del sujeto.
El vértigo hace ver que el mundo gira y uno es el centro de esa rotación desencadenada, que arrasa con el equilibrio.
El caso inmigratorio es mil veces más suave pero pertenece a la familia de los mareos. Se pierde el equilibrio por algo ajeno que obra dentro de uno y que podría llamarse mareo de tierra…perdida.
Ese es, a mí entender, el impulso que mueve la vida presentada “objetivamente”, crudamente, aparentemente nada personalizada por José Lastman: rastros venidos de donde no sé, que se cruzan como un estremecimiento. Ese el rasgo literario que le da valor a este texto de buena literatura.
Prólogo: Carlos Maggi.

José Lastman Lastman nació en Montevideo en 1937, de profesión contador público-hacendista y de vocación escritor.
Asistió a los cursos regulares del Plan de Estudios correspondientes a la carrera de Consul Universitario (1971).
Realizó cursos de perfeccionamiento en Administración de empresas organizado por la Facultad de Ciencias Económicas con el auspicio de Naciones Unidad sobre: Contabilidad y Administración Financiera, Administración y Dirección de Personal, y Sistemas de Información Gerencial (1971-1972).
Participó en múltiples Seminarios y Conferencias.
En cuanto a la actividad profesional actuó como Asesor Independiente en Empresa Familiar, Caja de Asignaciones Familiares Nº 32 y 34, Banco de Seguros del Estado (Siniestros), Cooperativa La Amistad S.A. (tienda y confecciones), Industrial Serrana S.A. (Procesadora y Exportadora de productos del mar), Dartesa S.A. (captura de productos del mar), Cotsur (Cooperativa de Transporte del Sur) y otras pymes en diversos ramos de actividad.
Asimismo en calidad de funcionario público actuó en diversos Organismos: UTE (Gerente del Sector Planeamiento y Control Financiero), UTU (Sub Contador General) y Universidad de la República (Director General de Hacienda).