Por Psicóloga Tania Pérez

Los niños y niñas también pueden atravesar crisis vitales, internas o externas, sufrir estrés, depresión, miedo, angustia, ira, celos, no saber canalizar sus emociones, tener dificultades en los vínculos hacia los demás, sufrir acoso escolar, bullying, un divorcio o ser afectados por los problemas de pareja de los padres, la perdida de una mascota, una mudanza, duelos, depresión tanto en la niñez o en la adolescencia entre otras cosas.

Todas estas situaciones pueden manifestarse en gran variedad de síntomas como pueden ser: problemas de conducta, agresividad, retraimiento, problemas de lenguaje y del habla, bajo rendimiento escolar.

La infancia es sumamente importante porque es la etapa en la que se forman los recursos para toda la vida, que va a formar y marcar en las etapas posteriores tanto en la adolescencia como en la adultez. Es por esta razón que si los conflictos que se presenten en la infancia no se resuelven, tendrán consecuencias en el resto de la vida del niño/a; determinando muchas veces la formación de la personalidad y el carácter.
Muchas veces estos conflictos que se manifiestan pueden ser pasajeros y son propios de la infancia pero en algunos casos al niño/a se le presentan circunstancias que le son muy difíciles superarlas solo, y necesitan ayuda de los padres, y de un profesional.

Señales que indican que ha llegado el momento de consultar a un psicólogo infantil

1. Se produce una regresión en el comportamiento que no se supera

Las regresiones, “dar un paso atrás”, son un mecanismo natural en el desarrollo de los niños que les ayuda a lidiar con situaciones difíciles. Se trata de un mecanismo defensivo en el que los niños vuelven a manifestar conductas inmaduras que ya habían superado (usar el chupete, el biberón o los pañales) para regresar a ese momento en el que se sentían más seguros y protegidos. Sin embargo, una vez que el niño gana seguridad y confianza, supera esa conducta y vuelve al mismo punto en que se encontraba antes. El problema comienza cuando el pequeño no puede superar por sí solo esa regresión, lo cual indica que no es capaz de enfrentarse a la situación que la ha provocado. 

2. Aparecen conductas difíciles, agresivas u hostiles que son inexplicables

Un niño que comienza a reaccionar de manera violenta sin un buen motivo es probable que esté pasando por una situación que lo desborda y que no sabe cómo manejar. De hecho, la ira y las conductas hostiles de los niños a menudo están relacionadas con una falta de recursos para manejar las situaciones o con un sentimiento de frustración por no saber cómo lidiar con ellas. De una u otra forma, las conductas agresivas suelen ser un indicador de que algo está afectando al niño por lo que sería conveniente consultar a un psicólogo.

3. Manifiesta intranquilidad y problemas para concentrarse en una sola tarea

La mayoría de los niños suelen ser muy intranquilos y necesitan estar moviéndose todo el día. Sin embargo, existen ocasiones en que la intranquilidad les impide concentrarse en las tareas importantes, lo que provoca que cambien de una actividad a otra incesantemente. A menudo esta intranquilidad afecta su aprendizaje, imposibilitando que el niño pueda asimilar los contenidos. Si esto ocurre desde que el niño es pequeño, es muy probable que la intranquilidad se deba a las características de su sistema nervioso, pero es mejor no confiarse porque también puede tratarse de un trastorno de ansiedad o hiperactividad. 

4. Muestra un cambio inexplicable en su conducta

La violencia, la intranquilidad o las regresiones no son los únicos indicadores de que algo no anda bien en el niño, a veces un simple cambio en su comportamiento habitual puede ser la señal que dispare la alarme. De hecho, un pequeño cambio como mostrarse retraído cuando es normal que sea amistoso, perder el interés por las actividades que antes le fascinaban, tener bajos resultados académicos cuando siempre han sido buenos o estar más triste que de costumbre son indicadores de que está sucediendo algo. El más mínimo cambio en su conducta habitual puede ser una señal de alarma de que algo le puede estar sucediendo.

5. Surgen problemas físicos sin una causa médica

Los niños pueden fingir que están enfermos para no ir al colegio o escapar de sus responsabilidades. Sin embargo, cuando los niños se enferman de verdad y no existe una causa médica que explique la patología, podría tratarse de un mecanismo psicológico inconsciente para evadir determinada situación. En otras palabras, cuando el niño tiene dolor de cabeza, trastornos digestivos y problemas de la piel que no tienen una causa médica, pueden ser una señal de un problema psicológico que lo desencadena.

El desarrollo infantil es un camino lleno de altibajos. A raíz de ciertos desencadenantes los niños pueden tener problemas para dormir, se hagan pis en la cama de vez en cuando, lloren sin motivo aparente, discutan con sus hermanos o tengan arrebatos de ira. En los

Existen determinadas circunstancias que se escapan del control de los padres y desbordan sus recursos para hacerle frente a la situación. Se trata de conductas que se convierten en una señal de alarma e indican que es necesario consultar a un especialista.

¿Qué es la terapia cognitiva conductual?

La terapia cognitiva conductual (TCC) es un tipo de terapia de salud mental. Se usa para ayudar a su niño a crear pensamientos más realistas y apropiados acerca de sí mismo y de sus comportamientos. La TCC es una terapia de corto plazo. La TCC también se realiza con un grupo de niños que tienen trastornos similares. La TCC podría combinarse con medicamentos que ayudan a tratar el trastorno de su niño.

¿Qué sucede durante la TCC?

El terapeuta de su niño lo ayudará a identificar patrones de pensamientos no saludables y cómo ellos lo conllevan a acciones negativas. Su niño también aprenderá a reconocer y cambiar las creencias equivocadas. Su niño establecerá metas para los comportamientos que desea cambiar. A él le pedirán que escriba sus sentimientos, pensamientos y el resultado de sus acciones.

¿Cuáles son las consultas más comunes en niños y en adolescentes?

  • Trastornos de ansiedad
  • Depresión 
  • Trastornos de pánico
  • Trastorno obsesivo compulsivo
  • Tics
  • Terrores nocturnos
  • Problemas de aprendizaje: rendimiento, aprendizaje, dislexia, memoria, atención, distracción,
  • Orientación Vocacional
  • Trastornos alimenticios
  • Problemas emocionales y del comportamiento: rebeldía, rabietas, berrinches, mentiras, agresividad, etc. 
  • Control de Esfínteres
  • Maltrato y violencia 
  • Situaciones de abuso sexual
  • Problemas del lenguaje
  • Hiperactividad
  • Apego, ansiedad de separación 
  • Dependencia emocional
  • Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
  • Dificultades en la concentración
  • Adicción a video juegos, a internet.
  • Orientación para padres
  • La Terapia Cognitiva Conductual sostiene que existen cinco elementos interrelacionados que deben tenerse en cuenta en la conceptualización de las dificultades psicológicas. Estos elementos incluyen el contexto interpersonal y la fisiología, las emociones, la conducta y la cognición de la persona. De esta manera, el modelo cognitivo conductual va a incorporar y enfatizar la importancia de las variables contextuales, sistémicas, interpersonales y culturales en el marco general y en particular de cada niño o adolescente.
  • Como psicóloga cognitiva conductual trabajo con los esquemas de pensamiento (cogniciones), conductas, emociones, teniendo en cuenta el contexto y las relaciones interpersonales que impactan sobre estas mismas variables.
  • Existen similitudes y a su vez grandes diferencias entre la terapia cognitiva conductual con adultos y con niños y familias. Una cuestión a tener en cuenta es que generalmente los niños y niñas, como adolescentes no acuden a terapia por propia voluntad; la mayoría de las veces son llevados por los adultos (padres, familiares, cuidadores) o suelen ser derivados por la institución educativa o el sistema de salud. En consecuencia, el foco de la terapia cognitiva conductual para dicha población debe tomar en consideración el trabajo con la familia, escuela, grupo de pares.
  • Otra característica para considerar es que los tratamientos cognitivos conductuales suelen basarse en un enfoque experiencial, centrado en el aquí y ahora. A su vez, los tratamientos están orientados a la acción, ya que los niños suelen aprender haciendo. Y, si bien cada tratamiento tendrá un objetivo específico y particular según las necesidades de cada caso, se va a trabajar ampliando recursos, enseñando a expresar emociones, fortalezas y habilidades de afrontamiento, intentando aumentar la motivación y construyendo una fuerte alianza terapéutica.

Debemos tener en cuenta que los tratamientos cognitivos conductuales son tratamientos de tiempo limitado, estructurados. En mi caso particular como psicóloga trabajo en  conjunto con otras herramientas que hacen procesos más cortos, se trabaja en conjunto con Emdr, neurofeedback, hipnosis clínica infantil y realidad virtual. Lo que permite mezclando estas técnicas trabajar a corto plazo y ver resultados desde las primeras consultas, ya que estas herramientas mezcladas con la terapia cognitivo conductual permiten trabajar de manera eficaz, creativa y desarrollar cambios en el niño/a o adolescente de manera más rápida.

Los tratamientos cognitivos-conductuales para niños, adolescentes y familias incluyen: entrevistas a padres, entrevistas familiares, terapia para el niño, orientación a padres, trabajo con la escuela y, en algunos casos, el trabajo conjunto con psicopedagogos, pediatras y/o psiquiatras.

Orientación para padres

Desde las consultas brindo orientación a padres de niños con diferentes problemáticas para ayudarlos a adquirir herramientas que les permitan comprender y manejar con mayor facilidad los obstáculos que se les presentan diariamente en la crianza y educación de sus hijos.

Si bien en algunas ocasiones puede incluirse a los niños en las consultas, las orientaciones para padres están elaboradas para brindarles, enseñarles y prepararlos en cada situación, teniendo en cuenta el entorno familiar, personalidades tanto de sus padres como del niño o adolescente, por el cual consultan, brindándole herramientas, que les permitan mejorar la calidad del vínculo con sus hijos. Estas herramientas están basadas en principios de la Terapia Cognitiva Conductual.

Los objetivos principales de la orientación para padres:

  • Brindar información a los padres sobre las diferentes problemáticas existentes en la infancia.
  • Ampliar la red de apoyo familiar para enfrentar los diferentes obstáculos.
  • Mejorar el vínculo entre padres e hijos mediante el desarrollo de una crianza.
  • Enseñar estrategias a los padres para que acompañen a sus hijos en las exigencias académicas.
  • Mejorar la buena comunicación entre padres e hijos.
  • Optimizar el manejo de emociones, enseñar a expresarlas adecuadamente.