Por Psicóloga Tania Pérez

La aparición repentina del Coronavirus es el primer tema a tratar; son muchas las informaciones que nos llega a los oídos, fomentando la incertidumbre y el miedo. Para varias personas, el miedo a la enfermedad es un aspecto que genera alarma, en los psicológico, provocando “miedo al miedo”; a lo anteriormente mencionado se le suma el miedo a la enfermedad en sí misma lo que puede ocasionar una especie de fobia, paranoia, hipocondría, que es constantemente retroalimentada en la sociedad a través de los medios de comunicación. La mente humana reacciona ante el desprendimiento de información y genera pánico contagioso.

La sensación de pánico ha sido generada por el miedo y la ansiedad, que viene provocado de la ambivalencia en la información, recibida de los medios de comunicación a la población.

Varios medios de muchos países han mencionado el tema coronavirus, estos lo sitúan en un rango parecido al de otras infecciones respiratorias serias causadas por virus. Igual que la gripe, afecta especialmente a personas con otras patologías, con sistemas inmunitarios comprometidos o de avanzada edad. Pero entonces, ¿por qué tenemos tanto miedo al coronavirus cuando tenemos muchas más probabilidades de contraer la gripe?

Los medios de comunicación sobresaturan de información, mostrando solo lo que se quiere mostrar, generando miedo pánico y ansiedad, por lo que es importante ir a fuente de información sólida y confiable.

Es decir, no se trata de algo que deba preocuparnos, es una gripe un poco más fuerte, la tasa de mortalidad por Coronavirus está muy por debajo que la de una gripe convencional. Las medidas tomadas son para evitar que se sobresaturen los sistemas de salud, por lo que también es importante tomar medidas preventivas y cuidarse. Aquí tenemos que mencionar también que las decisiones de las autoridades del gobierno han cancelando todas las actividades, congresos y eventos públicos como medida preventiva, lo que contribuye al miedo colectivo y conllevan que grandes grupos de personas salgan compulsivamente a comprar ciertos artículos, quedando farmacias y supermercados sin abastecimiento de productos desinfectantes, alcohol en gel y sin mascarillas, generando poca empatía con los demás, ya que es importante tomar conciencia de que también pensar en el otro es cuidarse y cuidarnos a todos, en estos momentos es importante la solidaridad. Se trata de algo que genera incongruencias e inconvenientes, haciendo que se cree un ambiente de incertidumbre entre toda población, en donde la mejor opción acabe siendo el hipercontrol de una situación que, por el momento, se desconoce cómo avanzará.

El miedo es el virus más grave que puede afectar y hacer reaccionar a las personas. Hace que entremos en pánico y tomemos actitudes irracionales como discriminar a los demás, desarrollar una ansiedad grave y en algunos casos causar depresión y perder el manejo de las emociones y vernos desbordados para manejar adecuadamente situaciones estresantes.

¿Qué perfiles pueden ser más propensos al miedo?

Ante situaciones como éstas, las personas que están más dispuestas a desarrollar pánico son:

  • Personas con un perfil obsesivo, generalmente que somatizan síntoma o los hipocondríacos.
  • Personas mayores quienes son los mas propensos a desarrollar el virus
  • Personas con una enfermedad respiratoria previa como neumonía o asma.

La preocupación puede venir dada en muchos casos por el riesgo que sienten de morir, debido a que los informes señalan que las personas que están muriendo por el Coronavirus son personas de edad avanzada, o bien personas que tienen las defensas muy comprometidas, es decir, que están inmunodeprimidos.

En las personas con perfil obsesivo, lo mas pertinente es trabajar en la reestructuración cognitiva, es decir, tratar de identificar los pensamientos negativos y corregirlos; sino además tratar de transmitirle tranquilidad racionalizando lo que está sucediendo, a través de la psicoeducación, brindándole información que permita rebatir y cuestionarse los pensamientos distorsionados, como también trabajar el concepto de salud y enfermedad construido por la historia de vida de la persona.

En la situación de las personas inmunodeprimidas, se recomienda en los medios de comunicación que opten por quedarse en casa, que eviten aglomeraciones innecesarias y que mantengan los cuidados higiénicos básicos, dado que se trata de personas más vulnerables ante este tipo de enfermedades.  Es importante en este caso que sigan las pautas recomendadas, ya que este grupo de personas, no pueden producir defensas adecuadas, directamente su cuerpo tiene pocos mecanismos defensivos y muchas veces no responden adecuadamente a la medicación, por lo que se aconseja por su salud quedarse en sus casas.

Es importante destacar que las emociones negativas influyen en la inmunodepresión del ser humano, de manera, que se acaba convirtiendo en un hecho para somatizar o generar algunas enfermedades.

En el lado opuesto, están las personas que están perfectamente sanas y que no tienen por qué enfermar, pero que desarrollan cierto tipo de pánico hacia circunstancias como ésta, y que se restringen en casa y no salen de ella porque asocian el Coronavirus con la muerte. La salud en general puede ser un escenario que provoca ansiedad, miedo , fobia, pánico, hipocondría.

Desde mi punto de vista, todo el tema del corona virus en personas “sanas” potencia el miedo, depresión, si bien es importante que estas personas tomen medidas preventivas, es importante que no se encierren en casa, ya que este hecho potencia los pensamientos negativos, favoreciendo a su vez que se produzca una obsesión. Salvo que el gobierno o el sistema de salud lo solicite por medidas preventivas, para que no se sobresaturen los centros de salud.

La mente, el aparato psíquico y el mundo interno de las personas reaccionan a la llegada de esta enfermedad con mucha angustia porque se trata objetivamente y realmente de una situación angustiante y preocupante. Entonces reaccionamos con miedo, ansiedad, preocupación, y anormalmente con pánico. Las personas hipocondríacas generalmente tienen ansiedad generalizada por enfermedades y síntomas. La condición también se caracteriza por una preocupación excesiva o irracional, quizás muchas veces por la historia personal, vivencias de personas cercanas con alguna enfermedad; lo trasmitido sobre alguna enfermedad desde la casa y lo aprendido frente a lo que nos ha tocado vivir sumado a lo que nos enseñan, puede desencadenar una fobia o miedo excesivo frente a las enfermedades, debilitándose el sistema inmunológico.

La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y pueden acelerar la mente a una velocidad espeluznante. Hoy en día con la tecnología actual esto avanza a ritmo más rápido ya que las personas googlean y buscan información y el intercambio en plataformas de chat y redes sociales amplifican la situación generando el caos, llevándonos a pensamientos negativos, ansiosos, preocupantes, emocionales. Por lo que se aconseja ir a fuente información confiables.

Las personas nos sentimos más tranquilas y seguras cuando, ante cualquier situación problemática, creemos tener cierta sensación de control. La intranquilidad, miedo e indefensión es proporcional a la importancia que le demos y a nuestra capacidad de influir sobre el problema. 

Cuando nos llega información de peligro, nuestro cerebro emocional puede más sobre nuestro cerebro racional. Por mucho que intentemos darnos razones de “no pasa nada”, siempre hay un “y si” dictado por la emoción. En situaciones de miedo, siempre la emoción es la que dicta el comportamiento, en un primer momento. Es muy difícil pensar objetivamente, razonar, bajo los efectos de la ansiedad y el pánico. Necesitamos un tiempo para “respirar profundo” y poder pensar con más eficacia.

¿Qué hacer para disminuir el temor con el Coronavirus?

Desde mi punto de vista sería importante que los medios de comunicación y centros de salud no generen más miedo repitiendo malas noticias una y otra vez ni tampoco bombardeando con noticias sobre este tema, eso contribuiría a que la población estuviera con menos miedo y beneficiaría la armonía general.

De la misma manera, trabajar desde una psicoeducación preventiva que huya de los extremos y que se no realice únicamente cuando la intervención ya es inminente, sino que se informe correctamente y se actúe en consecuencia, especialmente por lo que hace a los organismos del sector sanitario y político.

Debemos ser prudentes y reflexionar que hay otras enfermedades importantes entre nosotros como el dengue y el sarampión que son muy peligrosas y donde igualmente estamos expuestos. Y cuidarnos también de estas amenazas sin alarmarlos. Si una persona viene con información y busca una respuesta en nosotros, debemos calmarlos, tranquilizarlos y no transmitirle miedo, si tomar conciencia y tomar medidas preventivas acordes.

Cómo explicar a menores el Coronavirus

El miedo que despertó la nueva epidemia en los adultos también afecta a los menores, quienes son más vulnerables a la sobreinformación y miedos, ansiedad y fobias.

En el caso de los menores, es importante tener en cuenta la edad, pues los niños menores de 7 años, al no tener aún desarrollado suficientemente el pensamiento abstracto, no son capaces de entender el pánico, sino que acaban pensando en función de lo que ven, principalmente en los entornos más próximos. En estos casos, lo que se debe hacer es psicoeducar a las personas de su entorno más cercano (padres, madres, abuelos, profesores, cuidadores…) para que no entren en pánico.

Por lo que hace a los niños a partir de los 8 años, éstos ya empiezan a pensar por sí mismos, por lo que se pueden emplear algunas metáforas o ejemplos previos.

Explicarle que es similar a una gripe fuerte que ya han tenido y hacerles ver y pensar que a la enfermedad como algo “normal”, sin miedo, que si bien hay que cuidarse y tomar medidas preventivas, decirles que en esta oportunidad, puede darse un poco más fuerte, pero que con reposo, cuidado personal y algunos medicamentos se curarán sin problema igual que les ha pasado anteriormente. Asimismo, se trata de un momento perfecto para introducirles una nueva rutina de limpieza personal parecida a la de cepillarse los dientes,  medidas de higiene personas, informarles sobre medidas preventivas sobre el virus.

En los colegios, se deben seguir las mismas rutinas, se puede convertir en algo divertido y que compartan todos los niños, involucrándolos con estímulos como cantando canciones o realizando ellos mismos los carteles de prevención.

En cualquier caso, lo que debería hacer la población en general es mantenerse informada, siendo conscientes de que se trata de un virus de rápida expansión y que con unas medidas básicas se puede reducir el riesgo de contagio; no obstante se filtre y se contraste la información que se está consultando para no acabar alarmándose de una forma tal vez innecesaria.

Se recomienda que más allá de estar hablando y consumiendo información del Coronavirus, la sociedad también debe informarse y hablar de otras temáticas completamente distintas, con el fin de no reforzar el pánico que actualmente se está generando por esta enfermedad.

El miedo de los niños y niñas debe tomarse en serio y debemos responder adecuadamente con sinceridad y tranquilizándolos de acuerdo a sus necesidades.

Debemos tomar todas las medidas para la prevención y además, trabajar en la gestión de emociones para prevenir que la salud psíquica sea abordada por nuestros miedos, desesperaciones y ansiedades. El pánico también es contagioso, existe una diferencia entre el miedo y el pánico. El miedo es el miedo a una amenaza real, a algo que está pasando. El pánico, por su parte, tiene ese plus de irracionalidad, de desborde y de angustia.

Los riesgos de contraer enfermedades existen y existieron en todas las épocas, esto es una realidad. Pero también hay que plantearse lo siguiente,  muchas veces las personas tendemos a poner afuera temores que tenemos adentro y el pánico que depositamos en el coronavirus suele estar tapando otros miedos y complejos personales, el problema de esta manera se desplaza, como  dependiendo de como fue la historia de vida de la persona , miedo a la muerte, miedo a la enfermedad, traumas, entre otros aspectos.

Con los cuidados correspondientes y precauciones tomadas para que no se sobresaturen los centros de salud,  intentar combatir el virus y intentar volver a la rutina es una de las recomendaciones específicas que han realizado para grandes y chicos todo tipo de organismos especializados en psicología en varios países. Esto siempre y cuando no se dicte una norma del gobierno que diga que es obligación quedarse en sus casas. Además de tener un menú informativo sano e intentar normalizar la situación, debemos centrarnos en lo positivo, buscar apoyo afectivo en el entorno, evitar la estigmatización de las personas afectadas y, también, recurrir al humor como válvula de escape. 

En resumen, se recomienda mantener la perspectiva y buscar ayuda en caso de necesitarla, como recomienda en sus cinco puntos la Asociación Estadounidense de Psicología:

1. Mantener las cosas en perspectiva. El hecho de que haya una gran cobertura de noticias sobre este tema no significa necesariamente que represente una amenaza, se recomienda ir a fuentes sólidas y confiables.

2. Conocer los hechos. Es útil adoptar un enfoque más clínico, analítico y reflexivo a medida que se siguen los informes de noticias sobre el virus.

3. Comunicarse con los más chicos. Discutir la cobertura de noticias del coronavirus con información honesta y apropiada para la edad. Los padres también pueden ayudar a aliviar la angustia al enfocar a los niños en rutinas y horarios. Recordar que los niños observan los comportamientos y emociones en busca de señales sobre cómo manejar sus propios sentimientos durante este tiempo.

4. Mantenerse conectado. Mantener las redes sociales puede fomentar una sensación de normalidad y proporcionar valiosos medios para compartir sentimientos y aliviar el estrés. Compartir información útil de sitios web con amigos y familiares ayuda a lidiar con la propia ansiedad y miedo.

5. Buscar ayuda adicional. Las personas que sienten un nerviosismo abrumador, una tristeza persistente u otras reacciones prolongadas que afectan negativamente su desempeño laboral o sus relaciones interpersonales deben consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado para manejar el estrés y las emociones. 

El coronavirus no puede generar una afectación psicológica directa, pero la situación de miedo, ansiedad generada por las personas, medios de comunicación, desinformación, puede generar pánico en la sociedad, cualquier situación se puede convertir en algo traumático y por lo tanto es necesario tomar conciencia, mantener la calma e informarse.

Estas son las recomendaciones:

1. Identifique pensamientos que puedan generarle malestar. Pensar constantemente en la enfermedad puede hacer que aparezcan o se acentúen síntomas que incrementen su malestar emocional.

2. Reconozca sus emociones y acéptelas. Si es necesario, comparta su situación con las personas más cercanas a usted para encontrar la ayuda y el apoyo que necesita.

3. Cuestiónese: busque pruebas de realidad y datos fiables. Conozca los hechos y los datos fiables que ofrecen los medios oficiales y no oficiales , piense con espíritu crítico y “baje a tierra” la información procesada.

4. Informe a sus seres queridos de manera realista. En el caso de menores o personas especialmente vulnerables como ancianos, no les mienta y proporcione explicaciones veraces y adaptadas a su nivel de comprensión.

5. Evite la sobreinformación, estar permanentemente conectado no le hará estar mejor informado y podría aumentar su sensación de riesgo y nerviosismo innecesariamente.

6. Contraste la información que comparta. Si usa redes sociales para informarse, procure hacerlo con fuentes oficiales.

Cuando surge el miedo a pandemias, las personas tienden a querer evitar relaciones sociales poco significativas, centrándose en la interacción con aquellas personas más relevantes y con las que se suele convivir más (es decir, con las que se tiene más probabilidades de exponerse a las mismas personas, minimizando el riesgo de contagio).

Otra de las consecuencias psicológicas del coronavirus tiene que ver también con el miedo a los cambios radicales en el estilo de vida.

Los seres humanos tenemos tendencia a centrarnos en las opciones pesimistas de futuro, pensamos más negativo que en positivo. Aunque esto implique perder la oportunidad de ganar, nos preocupa más el riesgo de perder.

Estamos reaccionando desde la psicológico, se siente una amenaza a nuestra salud, por lo que es “normal” sentir miedo; pero lo más importante es mantener la calma, tomar las medidas preventivas recomendadas sin llegar a obsesionarse, bajando los niveles de ansiedad, seguir con la rutina diaria contribuyendo a mantener nuestro sistema inmune lo más fuerte posible.